Han pasado 13 años desde aquel encuentro con Youssef.
Él sacudiría mi vida y abriría un nuevo horizonte ante mí, llevándome el verano de 2014 a Fundació Arrels, a Katsumi y al Seitai.
En este episodio adjuntaré la carta que escribí a Joussef hace 13 años antes de tener contacto con él, y que Enrique Richard de Fundació Arrels publicó en su maravilloso Bloc, " Con cartones por la calle", de donde recientemente la he recuperado.
Añadir que contacté con Joussef, que él llegó a confiar en mí, que hablábamos muchos días, que intenté que viniera conmigo a Fundació Arrels, Barcelona, pues allí le podrían ayudar, pero él desconfiaba de todo el mundo.
Le regalé unos auriculares y una radio pequeña para escuchar las noticias, es lo único que me pidió cuando le pregunté qué necesitaba.
Sus zapatos estaban en muy mal estado y caminaba mucho todos los días. Una mañana cuando salí de casa hacia mi trabajo, le llevé unas deportivas que tenía impecables y que apenas usaba, no sabía si le valdrían.
Me dirigí donde Joussef dormía todos los días en su casa de cartón, sabía que él estaría en pie recogiendo y guardando sus cartones. Le saludé y le entregué mis zapatillas, le dije que se las probara. Lo hizo, y nada más calzarse la primera zapatilla, no hay palabras que describan su rostro, la alegría que transmitía, el agradecimiento, como si le hubieran regalado un coche nuevo. Todavía recuerdo su expresión como si fuera ayer.
Semanas más tarde, Joussef desapareció y nunca más volví a saber de él, pregunté a la policía, a los vecinos, en el ayuntamiento, no dejó ni rastro. Siempre quise pensar que recuperó la confianza y la ilusión, y que decidió salir de ese círculo maldito y marchar en busca de su hermano hacia Alemania, de quien me había hablado.
Al siguiente año, decidí ir como voluntario con arrels, aprovechando mis vacaciones de verano en agosto, al barrio del Raval, al centro de atención en la calle riereta, era lo menos que podía hacer como agradecimiento a la gran ayuda que me prestaron, tanto Enrique Richard como otra persona experta de Arrels con la que Enrique me puso en contacto, me asesoraron y me guiaron en esta difícil relación con Joussef.
Estuve todo el mes de agosto ayudando en el centro del Raval, fue una experiencia maravillosa, dura pero maravillosa. Y fue ese mismo mes el que decidí ir a conocer el Seitai, aprovechando que estaba en Barcelona y que había un curso introductorio un fin de semana en el dojo de república Argentina.
Ahora aprovecho esta web y mi blog, 13 años después, para compartir este carta personal con todo el mundo, pues con Joussef empezó una nueva etapa en mi vida.
Gracias Joussef, y gracias Enrique.
Joseba Sierra Ruiz
24 de abril de 2025
Desde Igualada me ha llegado una carta. Es de Joseba y quiere compartirla con nosotros. Hace nueve meses que conoció a Joussef. Al principio nada sabía de él, ahora todos los días se hablan.
Hola,
No importa mi nombre, mi procedencia, mi edad, mi trabajo ni mi posición social. Sólo soy alguien que hace tiempo que contempla a otro compañero caminar en solitario todos los días, dormir a la intemperie todas las noches, sentarse sólo en un banco todas las tardes, contemplar a la gente pasar de un lado a otro, gente como yo, personas que tienen demasiadas preocupaciones en la cabeza como para prestar atención a un pobre indigente.
Cada día pasa por mi cabeza acercarme y preguntarte quien eres, de donde vienes, donde vas, cuál es tu historia, en qué puedo ayudarte, pero siempre hay algo que me frena, y eso hace que me sienta mal, que me enfrente a una parte de mí que me asusta, que me entristece, que me muestra al egoísta, al impasible y acomodado, cobijado en esa burbuja de seguridad ficticia a la que muy fácilmente nos hemos acostumbrado.
Y ahí estás tú, sin posesiones, sin trabajo, sin compañía, sin un techo donde resguardarte, pero sereno, íntegro y con una gran fuerza interior, es una gran lección de vida y humanidad para todos los que te contemplamos inertes, como máquinas programadas que cada día cumplen con su rutina. Posiblemente necesitemos nosotros más ayuda que tú.
Últimamente, cuando me siento en la mesa a cenar, me acuerdo de ti, cuando me acuesto en mi cama cómodamente viene a mi mente tu imagen, colocando cuidadosamente tu cartón en el suelo, como si de un tesoro se tratara, resguardándote en su interior como el caracol y la tortuga que llevan siempre consigo la casa a cuestas porque no necesitan más. No me extraña que ese cartón sea para ti tan importante, es tu cobijo, es tu manta, tu refugio, tu morada.
En ocasiones intento ponerme en tu lugar, sentir lo que sientes, que osadía la mía, si jamás he vivido algo similar qué puedo saber yo de lo que se siente en tales circunstancias.
Espero y deseo poder encontrar el momento adecuado para cruzarme en tu camino y ofrecerte mi ayuda, y no hablo solo de ayuda material, sino de alguien con quien hablar, en quien confiar, un amigo, y quien sabe si tú también me puedes ayudar a mí, porque todos tenemos algo nuevo que ofrecer y enseñar, y esto no depende del dinero ni de la posición social, ni de un buen trabajo.
Cuídate amigo mío, y aguanta, estoy seguro que vendrán tiempos mejores y que las buenas personas siempre estarán ahí para seguir construyendo un nuevo mundo.
Joseba
Igualada, 31 de julio de 2012
Gracias, Joseba por tus palabras, seguro que esta relación te ha cambiado y está cambiando a Joussef. No tires la toalla, ni siquiera cuando te parezca que él la ha tirado. Eres seguramente el único hilo que le queda de su maltrecha telaraña.
https://enriquerichard.es/2013/04/19/carta-a-un-desconocido/